lunes, 19 de noviembre de 2012

El pupitre que igualaba

ROSA VALLE.- En los colegios e institutos de finales de los 80 nos juntamos los fíos de los obreros y empresarios currantes "hechos a sí mismos" con los fíos que vestíen apellidos de esos que siempre se pronuncian pegaos al nombre (como si fuesen todo uno, oye; por qué sera...) y con los vástagos de los ingenieros, abogaos y demás padres licenciados, honorables universitarios. Era eso de la igualdad de oportunidades, oye.

Aquello al fin igualaba a mi padre con el arquitecto que al cruzarse con él en la obra ni le veía... Los dos tenían (iban a tener) hijos "preparaos", con "una buena carrera". "Lo que a mí me hubiera gustado estudiar y no pude", "con lo listo que el maestro decía que yo era y a los 14 años a trabayar"... En fin, todas esas frases tantas veces dichas por el padre de cuna sin puntillas se cerraban ahora con un punto y seguido feliz, formada la hija en la Universidad al mismo nivel que el hijo de aquel otro padre de cuna emperifollada.

Aquellos hijos, mejor o peor, se colocaron. Sin sueldo pa tirar cohetes, pero trabayando en lo de ellos, que no era poco. Trabayu "de oficina", calentín. Y en casa, oye. O a un pasu. Pero... ay, amigo. Llegó la crisis del 2007 para quedarse. Y aquellos licenciados, ahora adultos y padres, pues en el mejor de los casos conservan el trabajo empobrecidos y agobiaos y en el peor de los casos, pues...Para qué describir lo que leemos, vemos y escuchamos todos los días..

La crisis económica agranda las diferencias entre pobres y ricos de medio pelo, entre incultos y cultos, entre  quienes no pueden y los pudientes. Más diferencia. La tortilla se ha dado la vuelta.



La prole de aquella "generación de la igualdad" que la democracia española alumbró aún no lo sabe, bendita infancia-sagrada inocencia, pero ha perdido aquella conquista de sus abuelos: el hijo del obrero, del probe, compartiendo pupitre con el del ingeniero o el de les tierres. Va la cosa cuesta abajo y están los frenos muy gastaos.

Aquel slogan de unos antiquísimos Encuentros Juveniles de Cabueñes cuyo pin atesoro con mimo ("Somos diferentes, somos iguales") actualmente no aplica. La tijera presupuestaria no está para salvaguardar conquistas, batallitas, de abuelos que no pudieron estudiar porque no tuvieron la oportunidad, pero que finalmente consiguieron "igualarse" a través de sus hijos.

El papel de los maestros para ir pegando y cosiendo los pedazos que dejan los tijeretazos ye fundamental. Fundamental es el papel de los padres para que aquel abuelo no tenga que entristecerse. Principal el papelón de estos neños para reinventar la igualdad entre a los que le viene todo de cara y a los que les que les viene de ... "pompis" (ye que estudié en les monxes;-).

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