domingo, 30 de diciembre de 2012

31 de diciembre, cumpleaños feliz


Hasta a los descreídos de la Navidad el Fin de Año nos puede. O-sea-sé: nos pone nerviosos, “tensa” -me han señalado hoy en casa-, rarinos (que diríamos n’Asturies). Debe ser la herencia de Mecano que en esta fecha llama a la puerta de los de taitantos (solmente recordar la letra y la vocecilla de la Torroja entonando “En la puerta del sol…. […]” se me revuelve el cerebelo). De esta revoltura existencial no tienen la culpa ni la crisis, ni la edad que pone el DNI ni el Corte Inglés. Es que el 31 de diciembre es nuestro verdadero cumpleaños.

Sí, sí, no lo es el XX del YYY del año Chimpún cuando nuestra bendita madre nos trajo al mundo. Cuando realmente interiorizamos eso del año que pasa y el nuevo que empieza, luego del que restamos y sumamos (según hacia dónde se mire) es en este manoseado día de brindis, uvas y sms/whatsapp.

Para más inri, a quienes no les mola eso de cumplir más años –los que no nos tragamos esa frase Lóreal de que a los 30 estamos mejor que a los 20 y a los 40 mejor que a los 30- añadimos en este 31 de diciembre de 2012 la certeza de que el 2013 va a ser un año chungueras. Que no hay lugar para la duda. Por si la pensábamos tener o se nos ocurría soñar o imaginar, ahorrémonoslo, que el futuro a corto ya está escrito. Le han puesto letra los gurús de la macroeconomía, los Rajoy los anti y el tercer sector. El 2012 viene de nalgas, entérese. Asúmalo y no sufra desilusión.

Así las cosas claras en el futuro colectivo inmediato,  nos queda el rumia-rumia de la transición personal del 12 al 13, a la que no escapa ni el más superficial de los mortales ni el más anestesiado vía JB o Rioja.  Vamos, que no se libra de rucarse ni San Pito-Pato. Suerte, tataranietos del mono, con el balance trascendental al que invita/impone la fechecita.

Un consejo de cajón: que no están los tiempos para masoquismos gratuitos ni intransigencias o autoexigencias extremas. Seamos benévolos con nosotros mismos y no nos marquemos grandes cumbres, caprichillos o metas rosas para el 2013. Y despacito. Traguito a traguito ya nos bajaremos el 2013, no hace falta vaciar ahora todo el agua del florero, que vaya colocón. Igual cuando vayamos por la sexta copa del 2013 hasta resulta que no era un año tan de garrafón como lo pintaban en el calendario del sector.

Acidez (compartida o no) aparte, os deseo desde esta entrada del Chupatintas, hoy, feliz cumpleaños, xente. En mi revoltura de cierre de año, resta o suma (nuevamente según hacia dónde se mire) mi gente, mi tribu de amig@s del alma y del esternón, buenos colegas, compañer@s en frentes varios, amores y red de la de buen pescador. Animal social afortunado soy. Y que cuuumplas muuuuuuchos más. Bieeeeeen. Música y aplausos.

 

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